domingo, 3 de marzo de 2013

inneren Tod

No voy a negarlo; cada día me siento más vacía, las horas me roban las palabras y cada señal de ternura comienza a perderse. Me siento entre la espada y la pared, no me reconozco ni reconozco a nadie, me hostigan necesidades imposibles de saciar; cómo expresarse sin encontrar nada que expresar? Me paro, camino, busco y veo constelaciones indescifrables, rastros de un sentimentalismo extremo en retirada, por ahora no hay más. Desde un punto máximo, todo revienta, pero desde lo alto todo cae, y así cayó; puede levantarse de nuevo pero las cicatrices del impacto con el suelo no se borran, y lamentablemente veo algunas marcas ahora.
Veo mis pies golpeando el suelo con más fuerza, el peso sobre mis hombros ya no es disminuido por nada, me veo sola en un camino de tierra y no, no puedo evitar caer un par de veces, mis manos y rodillas rasgadas, pero me levanto, probablemente la fuerza que necesito la tome de algo más, de pisar algo más, probablemente comenzaré a aplastar lo suficiente como para sostenerme en pie... un mal anónimo, un enemigo indigno, una pequeñez digna de destruir con un dedo, un pequeño demonio interno con el cual juguetear, romper un par de esquemas, elevar la frente a donde me gusta mirar, los pies en el suelo y el corazón en el cielo, desde hoy no hay límites, desde hoy cae cada muralla; quizás así recupere parte de mi yo.

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