Lejos, lo peor de una caminata nocturna con música para pensar, es ese puto momento en que se acaba la carga, o alguna estupidez así... ese puto momento en que el ritmo como dicen, "en mala compañía, me deja a mi conmigo a solas...", ese momento en el que comienza a disminuir la velocidad de los pasos, el entorno atrae y sobre todo, dan ganas de caer al pasto para abrazarlo y sentir seguridad, inmunidad, paz ante todo lo que atormenta... como aquella puta tarde. Y todo hasta que llego a mi hogar... bueno, no, quizás día a día sólo llego a casa, hace años...
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