miércoles, 13 de marzo de 2013

Guía del desahogo físico-psico-romántico


Cuando el puntero de tu ahogo marque la noche, oirás el prologo que inventaré para ti, por cada estrella que alumbra y por cada tic tac en tu pecho, parte de tu mundo caerá sobre mis hombros, entonces sabré que es hora del ejecutar el segundo punto.
Para continuar la odisea expresiva es necesario palpar el suelo, un contacto leve con la delicadeza del pasto y ahora tu reloj se ve de frente a su contraparte.

Procede a recostar tu cabeza en un lugar adecuado para dormir, pero que le dé un golpe de vida a tus memorias, ofrezco mi pecho para cumplir esa función.
Sigue tu tiempo sonando al compás de la libertad de sentir, entonces el aire es medio y nace un inocente sonido, una caricia se convierte en confianza gramática y prosigue un monosílabo.
Tu boca se aprontará a abrirle paso a cada letra, dejando de vacilar por los temores que te encadenan, pero esta vez la cadena sólo dará vida a oraciones, una a una dibujando en el cielo que observamos, tu historia.
Una marca que no se ve pero tampoco se olvida; se siente, escríbeme, úsame, te regalo mi piel y mis sentidos, tus dedos harán el recorrido innato por espacios inexistentes, sólo como distracción ante el éxtasis que es pintar marcas que evidencian las grietas en tu superficie. 
Déjame esta vez, ser tu cuaderno, y entre respiraciones redáctame un poco, exprésame el desenlace para perdernos juntas con tu narración frenética, conquistemos la cima y hallemos el epilogo de este capítulo que quizás, sea de las más importantes páginas de nuestros libros, de nuestras páginas en común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario