sábado, 19 de octubre de 2013

La petite mort






Nos enfrentamos
nos perdimos en el rostro
nuestras narices juntas
como hojas en fuga al viento
el cruce desmesurado de miradas
el olor de tu boca al respirarla
se nos iban los brazos, inquietos
intentando acaparar toda esa piel imantada.

Tomamos así el cuerpo en frente
centímetros interminables de líneas tersas
besos tan suaves como incontables
y apretamos aquella mano adyacente
que nos roza la piel casi temblorosa
con la excusa precisa
el lugar preciso
el poema preciso para la sensibilidad que gozamos
Me vi ante tus elevaciones acelerada
merodeando mi alma tu cuerpo
cuando por mis yemas suaves de tenerte
se escapaba el aliento hacia tu vientre
un sube y baja de vellos erizados
en que se seguía columpiando
mi mano como una inocente niña.

Te alzabas rendida
una y otra vez complaciente
mientras yo como buscando algo
bailaba en ti ciegamente
riendo de nerviosismo amante
recorridos ya tus rincones
descubiertos adrenalinicamente
está todo jugado, voy sin apuros
al mismo tiempo que impaciente.

Sin un negro muy opaco me dispongo
repetidamente tu silueta con mis dedos
y se marca sin más trámite, un susurro
necesito abrazarte, paciencia
entonces nuestros latidos están coordinados
entonces suspiramos a la vez
una mirada profunda, una sonrisa
y nuestros colores se juntan
se avienta sola la acuarela sobre los cuerpos
y nos cubre de arcoíris brillante
momento cúlmine 
el abrazo unificador
la petite mort
me perdí
nos perdimos
y los ojos abiertos nuevamente
el fin y el comienzo inmediato
tu y yo envueltas cual enredarera
y la mirada cómplice
llevándonos a su colina una vez más
una y otra vez
hasta confundir lo onírico y lo real
y llegar al pleno descanso
las manos arrimadas
dispuestas a dejar el mundo así
los ojos clavados
sintiéndose mutuos.

Mi mano en tu pelo
tu mano y la otra mía
tu sueño tranquilo
mi sueño contigo
y fuimos una.

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