ella armaba mi rostro una y otra vez por la mañana
- ¿comerás cereal? - está bien
- ¿y tú qué vas a desayunar? - no sé
era el letargo quien caminaba por la pieza
baja las escaleras y cierra la puerta de golpe
yo no oigo ruidos, no tengo hambre, no sé nada
- puta que hace frío -sí
-¿un tecito? - ahora no, después
...
...
- ¿un tecito? - ¡ya!
/su carita me guiña y desaparece tras una puerta/
Hay un metro de distancia entre el sueño y la luz,
camino, me abro un poco el pecho y respiro,
la tierra, el sol, el aire, o el viento,
ya debiese haber despertado
- alo, ¡ya despierta!
/se ríe, y por la cresta que es linda cuando se ríe/
/¡paf!, ¡paf! , unos besos, me despierta sobre algodón con unos besos/
- hola mi amor, ¿cómo amaneció?
- ¿bie-en y tú?
/sonrío/
¿Yo? ... ¿yo?, yo me despierto, me siento, y espero paciente a que arme mi rostro.
-¿yo?, bien-n
Amanezco bien, porque inhalo tibio, me desato de la cama y la odio un poco más, y está bien, está bien no agarrarle tanto cariño al colchón, sólo a ella.
Me siento, me besa, me inyecta acuarelas por los ojos, abre la puerta, la cierro, baja, bajo, me ama, la amo, la amo, la amo.
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