viernes, 6 de diciembre de 2013



Es como si no tener miedo fuese la única salida, actuar todo el tiempo como estando al borde de la muerte, toco la puerta y no abre nadie, la derribo y ahí está, bebiendo, pensando en tirar todo por la borda y que nada importe más, en hacer lo que siempre deseó y no pudo por que el futuro peligraba y aún el presente era incierto, y deseó correr y correr, destruir autos y edificios, llenar de pinturas absolutas de odio cada fachada deprimente expuesta al sol, y deseó volar, y deseó robar, y reírse en la cara de todos, reírse de si misma, y caminar dando vueltas, con su fiel y maldita botella de la mano, riendo con los ojos al sol y esperando por algun nuevo impulso, deseó cantar y gritar, y gritó, robó, cantó, rayó y corrió, y subió desesperada por sonreír, y abrió los brazos al cielo, y saltó.




Sentada en una banca de noche una vez más los planes se hacen inciertos, no habrá ni descanso eterno ni kilómetros por recorrer, la rutina es casi inevitable, no lo había visto, lo siento, ya no lloro más, ya no sueño más, ni vuelo más, no lo quiero ver, ¿me arrancarías los ojos por hoy?, ¿me dejarías dormir sorda y ciega en tu pecho?, sólo así podría despertar mañana, sólo así quizá no me los quite yo, y ya nunca los pueda devolver a su lugar.

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